La aparición del Coronavirus hizo que todo el gabinete esté abocado a frenar la propagación de la enfermedad y ponga en segundo plano la agenda que ya estaba marcada con anterioridad. Si bien sigue siendo unas de las prioridades, el tema económico quedó desplazado y podría generar más de un dolor de cabeza en el futuro producto del temblor en los mercados.
Pero el avance del virus encendió todas las alarmas y empujó al gobierno a tomar medidas drásticas. En este camino, se impuso la política por sobre la sanidad, y así fue que Alberto Fernández se puso al frente y fue él mismo quien resolvió la suspensión de las clases, como así también algunas de las resoluciones precautorias que informó el pasado domingo por la tarde noche.
En la víspera se le exigía al Ejecutivo un golpe de timón para que se evitara el crecimiento de los contagios y un poco por la presión social y por convencimiento propio, el presidente reunió a sus ministros en la Quinta de Olivos para debatir los pasos a seguir. A la Emergencia en Salud se le sumó la restricción de circulación en eventos masivos, suspensión por 14 días del ciclo lectivo y la posibilidad de un confinamiento generalizado.
Es difícil saber qué hubiera pasado si esta misma pandemia hubiera golpeado al país un año atrás bajo la presidencia de Mauricio Macri, con las dificultades financieras como eje, con las prioridades enfocadas en otros temas y sobre todo sin la posibilidad de contar un Ministerio de Salid de la Nación al frente de la batalla.
Por eso otros de los actores protagonistas de esta extraña película es Ginés González García, un médico sanitarista que fue víctima del ataque en las redes sociales donde algunos exigían su renuncia. El funcionario hasta el momento está tomando los ejemplos de lo que sucedió en países como España o Italia para cometer los mismos errores y corre con esa ventaja de conocer esos antecedentes.
Mientras el pánico se apoderó de los ciudadanos y muchos supermercados se vieron repletos de personas que se agolparon a realizar compras por temor a una cuarentena masiva, desde el gobierno se propusieron llevar calma, tomar las medidas necesarias, aun ante el avance de un virus silencioso y desconocido, poniendo el foco en la salud pública.
Ya no será la negociación con el Fondo Monetario Internacional ni la regularización de la deuda, quizás tampoco la inyección de dinero en los bolsillos de los jubilados ni la desdolarización de las tarifas el desafío más importante de esta gestión. Todo lo contrario, el reto mayor será atenuar lo menos posible el virus que generó un impacto profundo en el mundo.