El conflicto desatado con el campo termina siendo un punto favorable para las aspiraciones del gobierno que hasta ahora no había encontrado un “enemigo” a la hora de la discusión. Sin embargo, esta incipiente disputa generó una división no solamente puertas adentro del Frente de Todos, sino también entre los propios productores rurales.
En el espacio que integra el presidente no son pocos los que creen que las declaraciones de peso contra el campo son más perjudiciales de los que podría beneficiar, teniendo en cuenta que es un sector de relevancia para las aspiraciones del Ejecutivo que intenta por todos los caminos hacerse de dólares frescos y, las exportaciones de granos son fundamentales.
Mientras tanto que, del lado de los productores agropecuarios también se generó una grieta interna, sobre todo por parte de aquellos que no se ven afectados por las decisiones del gobierno. Incluso, uno de los grandes detractores de la 125 como lo es Eduardo Buzzi se encargó de manifestar su descontento por la medida impulsada por la Mesa de Enlace.
Lo cierto es que el paro del campo parece más una especie de lucha por la correlación de fuerzas y una cuestión ideológica que un malestar propiamente dicho. Resulta que, por las medidas que tomó el gobierno de Mauricio Macri, fue el sector que más ganancias obtuvo en los últimos cuatro años, superando los 800 puntos porcentuales y superando a las variaciones de la inflación.
Si bien era una medida que nadie preveía, más allá de las reuniones y negociaciones que estuvieron a cargo del ministro de Agroindustria, Luis Basterra, la poca empatía entre los dos extremos que actualmente están en pugna se palpaba incluso desde antes de las elecciones y no era descabellado que se iniciara un conflicto.
Pero lo que nadie anticipó era que esa problemática iba a ser apenas tres meses después de haber iniciado el nuevo gobierno. Es decir que, la gran mayoría de los que se plegaron al paro no es precisamente porque estén en contra de la suba del 30 al 33 por ciento de las retenciones, sino que más bien intentan bajarle un mensaje ideológico y político a Alberto Fernández.
Si los millonarios productores rurales del campo inician una medida de fuerza tan profunda, con cuatro días de lock out, corte de rutas y cese de actividades, ¿qué le quedará al resto de los trabajadores que se vieron perjudicados durante los últimos cuatro años y que, al comenzar esta nueva gestión, no ven los frutos del cambio de color político?