
Por Miguel Angel De Renzis, especial para NOVA
Toda una paradoja. Él, que aproximó a Perón a Vicente López, se fue de este mundo a 11.043 km. Falleció en Paris, por el COVID, Fernando Pino Solanas, embajador argentino en la UNESCO, cineasta, intelectual, político, pero especialmente este vecino de Olivos, fue un hombre del pensamiento nacional.
En esas mismas calles que transitaron Raúl Scalabrini Ortiz, Salvador Ferla, Maruca Ortega Carrasco, resistentes de la intelectualidad nacional, el último triunfo peronista se registró como gobierno municipal el 11 de Marzo de 1973.
Desde aquel 25 de mayo de ese año nunca más un intendente peronista. Como si se quisiera castigar aún más al pensamiento nacional, hoy el responsable del Ejecutivo se llama Macri.
Quizás por eso, inconcientemente, Pino se alejó. Su conciencia le habrá dicho “cuanto más lejos de Macri, mejor”.
Allá por 1973 nos tocó ponerle a la Sala de Periodistas el nombre de otro patriota: Raúl Scalabrini Ortiz. Duró poco. Hasta el 76.
Cuando Salvador Ferla, otro vecino de Olivos como Pino, escribió Mártires y Verdugos, puso en evidencia el rol de un poeta y embajador haitiano Jean Brierre, y de su esposa, un matrimonio de color con amplia militancia en la negritud que le salvó la vida en el 56 a los coroneles Alfredo Salinas, Fernando González, Agustín Arturo Digier, al capitán Néstor Bruno, al suboficial mayor Andrés López, al general Raúl Tanco, el último en refugiarse el 14 de junio en la vivienda en Vicente López del embajador, cuando las hordas de Aramburu los buscaban para fusilarlos.
También estuvo Juan José Valle, que luego se entregó porque le creyó que habían levantado la orden de fusilamiento. Ya sabemos cómo terminó.
En esos mismos pagos caminó y escribió Pino Solanas. Desde ese mismo lugar hacía sus 17 km al Parlamento como diputado o senador. Por allí también vivió Perón. Y por allí el General se inmortalizó.
Cuando Maruca Ortega Carrasco escribía en Mundo Peronista, antes del golpe del 55 de la fusiladora, hacía referencia a las muchas reuniones de Perón en la residencia presidencial, también de Olivos.
Y Pino Solanas lo pudo ver al Líder en el exilio, caminar con él en los jardines de Puerta de Hierro y acercarnos con su trabajo a Perón a la Argentina.
Ochenta y cuatro años intensamente vividos. El Testimonio de la Revolución Justicialista y Actualización Política y Doctrinaria para la Toma del Poder, ambas logradas en 1971, prepararon el arribo de Perón a Vicente Lopez.
La historia del Pensamiento Nacional y la militancia del destino que tuvo a Perón como vecino cuando fue presidente y cuando regresó a la reunión del desaparecido Nino como Jefe del Movimiento Nacional, mucho tuvo que ver con el trabajo de los intelectuales que se sumaron y dieron testimonios de los resistentes. A los fusilados de León Suarez se los llevaron de Florida.
Perón salvó la vida en vísperas del 17 de octubre, cuando lo buscaban para asesinarlo, en la casa del Mayor Arrieta, también en Florida, donde hoy está el Colegio Lasalle. Vivió en Gaspar campos, en Vicente López y se inmortalizó en la residencia de Olivos. Todo ocurrió en los pagos de Pino. La paradoja es que él, que lo aproximó, se vaya de tan lejos.
Él, que dio testimonio fílmico, regresando a Perón aun cuando no estaba, se nos fue representando a todos los argentinos en la UNESCO.
Murió Pino Solanas. Mentira. Las ideas del campo nacional son inmortales. De los 270.929 habitantes nos falta Fernando.
Sus seguidores del Proyecto Sur y los del campo nacional sabemos que las ideas están vivas, porque la causa nacional nunca muere. Antes de irse esperó conmemorar los 200 años del izamiento de la bandera nacional en Malvinas.
Hasta siempre.