Reclaman a la justicia bonaerense por el fallecimiento de un preso tras un caso de mala praxis
Un hombre que estaba alojado en la Unidad 10 de Melchor Romero, en La Plata, con salidas transitorias, tal como lo había determinado el juez José Villafañe, sufrió una serie de complicaciones que derivaron en su muerte. Su familia denuncia que se trató de un claro caso de mala praxis médica y a casi tres años de su fallecimiento exige justicia.
Todo comenzó a principios de año de 2018 cuando Diego Maximiliano Álvarez llamó por teléfono a su madre diciendo que tenía fuertes dolores abdominales y que no lo querían trasladar para que fuera atendido por profesionales de la salud. Finalmente, después de tanto insistir, fue asistido por los médicos.
Unas horas después de aquella primera comunicación, Ema del Valle Álvarez, la madre de la víctima, recibió un llamado en el que le notificaban que su hijo había sido internado en el Hospital Alejandro Korn debido a sus dolencias. Ante esta situación, la mujer decidió ir hasta el nosocomio para enterarse personalmente de las novedades.
Al hablar con los médicos que lo atendieron, el cirujano le informó que lo iban a operar. Sin embargo, esa intervención se tuvo que demorar unos días debido a que Diego tenía los glóbulos blancos elevados y la presencia de una infección. En principio, el cuadro no revestía demasiada gravedad, por lo que el aplazo no significaba ninguna complicación.
Pero a partir de allí, la historia tuvo un giro inesperado. Al día siguiente, a la hora de la visita, la familia se lo encontró en su habitación, sentado en la cama, con suero y se enteró que lo habían operado. Uno de los custodios le comunicó a su madre que la intervención había sido durante la mañana y había estado por cinco horas en el quirófano.
Diego Álvarez comenzó a perder bilis, entonces le pusieron una gasa para contener la zona, porque se había roto el conducto biliar. Para ello, habrían utilizado bolsas de Bogotá, que son bolsas estériles usadas para recolectar orina, que se fijan sobre el borde de la herida, y si se recoloca varias veces puede producir perdida del tejido.
La mujer le pidió explicaciones al médico, ya que anteriormente le había dicho que no iban a operarlo debido a la infección, pero no las supo dar. Lo único que le informó es que tenían planificado trasladarlo al Policlínico San Martín de La Plata para cerrar el orificio que se había originado, y para ello contaban con un turno para el 22 de enero de 2018.
Hasta tanto, Diego quedó internado en observación durante algunos días y en más de una noche sufrió dolores intensos que no lo dejaron dormir. La situación comenzó a complicarse con el correr del tiempo, hasta que el 20 de enero su familia lo encontró en el nosocomio con abundante pérdida de bilis y sangre.
El médico que lo atendía le dijo que eso se debía a que se movía mucho y que podía haber originado la rotura de las paredes del lugar que lo habían intervenido. Al día siguiente entró en estado crítico.
Su situación se había complicado considerablemente y Diego tenía tres litros de sangre en el abdomen y aparentemente ya no le funcionaba el riñón. "Todos esos días él estuvo sonriendo y nosotros no nos dábamos cuenta de lo que iba a pasar", le comentó a NOVA su madre.
A esa altura, solo quedaba esperar un milagro y antes de una de las tantas intervenciones, el médico le dijo a la mujer: "Voy a entrar al quirófano con él para encontrar el sangrado de vuelta, yo entro, pero no sé si él sale". Desde ese día, hasta el día que falleció, entró al quirófano varias veces.
Hasta que el 28 de enero, llamaron a sus familiares diciendo que el joven quería despedirse. Así emprendieron viaje en un remis hasta el hospital, pero cuando estaban a pocas cuadras sonó el celular y el médico de terapia intensiva les informó que había tenido otro infarto y había muerto.
La mujer no pudo ver el cuerpo de su hijo, ya que fue trasladado hasta la morgue judicial de La Plata, donde se le realizó una autopsia para conocer las causas de la muerte. "Tengo cuatro abogados que están trabajando y saben que fue una mala praxis, ya salió en la autopsia", afirmó.
La causa recayó en la fiscalía de Marcelo Romero, donde hasta el momento no ha avanzado mucho y no se esclareció la muerte de Diego, que el pasado 28 de octubre hubiera cumplido 43 años. Sobre su fallecimiento, la madre le manifestó a NOVA que él no tenía ninguna enfermedad. “Me sacaron la mitad de mi corazón, yo ahora pido justicia y sé que la voy a tener", finalizó.