
Los tipos más comunes de dolor crónico son el dolor musculoesquelético, enfocado en la zona lumbar, cervicalgia o dolor artrítico; el dolor neuropático que deviene de la neuropatía diabética o en la neuralgia del trigémino; los síndromes de dolor funcionan, como la fibromialgia, migraña crónica, dolor pélvico crónico y el dolor oncológico, entre otros.
La mejor forma de prevenir este tipo de dolencias, según los expertos, es mantener una dieta balanceada y un peso adecuado, hacer ejercicio regularmente, adquirir posturas adecuadas durante el trabajo y el descanso, reducir el estrés y eliminando las prácticas no saludables como fumar o el consumo excesivo de alcohol.
Además, el control efectivo del dolor agudo permite reducir las posibilidades de transición al dolor crónico. Esto se logra empleando un abordaje multimodal que incluya fármacos analgésicos, terapia física, dieta balanceada, control del estrés y, a veces, asistencia psicológica.
El año 2020 ha sido declarado como el año internacional de concientización sobre la “Prevención del Dolor” por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor, máximo referente internacional en el tema y el pasado 17 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Lucha Contra el Dolor.
El objetivo de esta efeméride es ayudar a que la sociedad tome conciencia sobre el impacto que el dolor tiene en la vida de los pacientes y también sobre la necesidad de facilitar el acceso a los tratamientos disponibles y de nuevas estrategias terapéuticas y de prevención.