Bertellys llegó a la intendencia en 2015 de la mano del entonces gobernador y candidato presidencial del peronismo, Daniel Scioli, sin embargo a pocos meses de asumir se reunió con la gobernadora María Eugenia Vidal y selló su pase al oficialismo provocando un cimbronazo interno tanto en el Frente para la Victoria como en el propio Cambiemos que de la noche a la mañana debió acompañar a quien había sido el rival en las elecciones.

Aquel pase resintió profundamente la relación del gobierno provincial con el radicalismo local, y con algunos dirigentes bonaerenses que acusaron a la gobernadora de tomar decisiones "inconsultas" para sumar peronistas a la alianza de gobierno sin medir las consecuencias. El enojo radical tenía que ver con que Bertellys ganó las elecciones por apenas 4 puntos, en un distrito en el que el claro ganador en la disputa presidencial fue Mauricio Macri.

A partir de allí y a pesar de la mala relación con la UCR, el jefe comunal recostó su gestión sobre el gobierno provincial y se mostró como uno de los más fervientes seguidores de Vidal, por lo menos hasta las PASO del 11 de agosto, en las que logró triunfar en la interna del oficialismo ante el ex intendente Omar Duclós, que sumó al GEN, al vecinalismo y a una parte del radicalismo detrás de su candidatura.

Pero el preanuncio de un cambio de signo político a nivel provincial y nacional llevó a Bertellys a retomar viejos vínculos con el peronismo y allanar el terreno para un retorno a las fuentes después del 10 de diciembre, y lo haría a través de uno de los dirigentes más cercanos a Axel Kicillof, a quien muchos indican directamente como el responsable de la candidatura del ex ministro de Economía de Cristina Kirchner.

La jugada es arriesgada, pero no sorprende a los seguidores más íntimos del intendente, que ya vivieron el primer salto en los primeros meses de 2016, y que ahora admiten que la situación podría repetirse en los primeros meses de 2020, si se repiten los resultados de las PASO.