Todavía no lleva una semana en la Casa Rosada, y el flamante presidente ya tuvo el primer foco de conflicto en su gestión tras anunciar algunas medidas económicas. Fue el titular del Palacio de Hacienda, Martín Guzmán, el encargado de comunicar que habrá una actualización respecto a las retenciones a las importaciones del campo, sobre todo en la soja.
Apenas se conoció la noticia (que muchos medios intentaron desvirtuar bajo el rótulo de un aumento, cuando en realidad se trata de ajuste de los porcentajes que anteriormente había resuelto Mauricio Macri), los productores rurales se alertaron y comenzaron a realizar distintas reuniones para analizar los pasos a seguir, sin descartar alguna medida de fuerza futura.
El primer golpe de timón de Alberto Fernández propone equilibrar las ganancias y, esta vez, contrariamente a lo que sucedió durante los últimos cuatro años, se apuntó a los sectores con mayores ingresos. Además de las retenciones, se anunció un incrementó del dólar para compras con tarjeta en el exterior, que también podría afectar a servicios como Netflix y Spotify.
En el encontronazo con el campo, el presidente remarcó que ese sector “también debe hacer un esfuerzo” y para despejar las dudas al respecto, aclaró que lo único que se hizo es una actualización monetaria del gravamen que ya existía cuando gobernaba Macri.
Sin embargo, el “levantamiento rural” no es más que una cuestión ideológica. Más allá de algún malestar propio del pago a los impuestos, los reproches hacia Fernández están centrados en situaciones de otra índole. Cuando la gestión anterior anunció que volvían las retenciones, la reacción fue distinta e, incluso, con apoyo a la decisión que había tomado Cambiemos.
Por el contrario, en estas circunstancias, todas fueron críticas, a pesar de que lo que pagaban era tan solo 4 pesos por dólar, algo que así fue estipulado cuando la divisa norteamericana cotizaba a la mitad del valor actual. Uno de los que manifestó su malestar fue Alfredo De Angeli quien, en 2018, en el Congreso, había defendido la medida del macrismo.
A Alberto Fernández le toca sortear la primera piedra de su gestión y justo con un sector en el que el peronismo ya había tenido conflictos en el pasado, cuando durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, se intentó instalar la famosa ley 125, que desató una ola de protestas, con cortes de rutas incluido y que potenció la carrera política del propio De Angeli.