Sexo y erotismo
Historia

Francisco Franco, un dictador cuya "ambición sustituyó al orgasmo"

Francisco Franco, ex dictador de España.

Por Alberto Lettieri, especial para NOVA

La vida sexual del dictador Francisco Franco es un misterio guardado bajo siete llaves, aunque en los últimos años algunas revelaciones han comenzado a echar algo de luz al respecto.

La coincidencia general es que su sexualidad fue casi inexistente. Según la autora Pilar Eyre, “Franco era un triste acomplejado, enamorado de su madre e hijo de un maltratador que no ayudó nada a labrarse su autoestima. Paquita, como así lo llamaba su padre, decía que su hijo era un 'marica', 'bajo' y 'enclenque', y se reía de su voz aflautada. En una ocasión, el padre de Franco llegó a romperle el brazo a su otro hijo porque lo encontró masturbándose”. Una familia castradora y violenta que generó un monstruo.

Franco era monórquido. Había perdido un testículo en la Guerra de África, sufrió fimosis toda su vida y tenía el prepucio muy cerrado. "Se le aconsejó una operación muy sencilla y se negó porque el sexo no le interesaba, sublimaba sus deseos en el ansia de poder y pudo permanecer casto toda su vida", afirmaba su médico de toda la vida. Pero el dictador le respondió: "Lo que Dios ha hecho, no se puede enmendar".

Era un hombre frío y ambicioso, poco preocupado por su salud sexual, y mucho menos, por el ejercicio de la sexualidad. Según refirió alguien muy cercano, “el estado de sus bajos le daba igual mientras pudiese ir a mear”. Su única relación sexual parece haber sido la que posibilitó el nacimiento de su hija Carmencita, aunque incluso existen serias dudas sobre su paternidad biológica. Según su nieta Carmen Martínez Bordiú, Franco “no tenía tiempo de pensar en el sexo, el poder ya es una droga”.

A casi medio siglo de su muerte, el debate sobre si Franco era homosexual, bisexual o, simplemente, un monórquido frío e impotente, continúa sin resolverse.

Franco monórquido

Ramón Garriga, biógrafo de Franco, afirma que el Generalísimo perdió un testículo en el verano de 1916, durante la Guerra de África. “En el caso que nos interesa se hablaba de que la gravísima herida sufrida por el general en 1916, en el abdomen, lo había dejado incapacitado para procrear. Al parecer, todo era normal en el acto sexual, pero algo fallaba en el líquido seminal que impedía que la operación terminara con un feliz engendramiento; los expertos definen esos casos como esterilidad temporal”.

Dudas sobre la paternidad de Carmencita

El biógrafo del rey Juan Carlos de Borbón fue el primero en atribuir a Ramón Franco la paternidad de Carmen. Pero mucho más detallado es el relato del falangista Ángel Alcázar de Velasco, amigo y compañero de peripecias sexuales de Ramón, el primer hermano de Francisco Franco: “La hija de Francisco era hija de Ramón y no de él. Esa hija era de Ramón y de La Gaviota. Esta chica (La Gaviota) era una gallega, sin padre conocido. Pobre mujer. A los 12 años se fue a La Coruña. Dormía en la calle. Fue a una casa de putas y, como tenía las piernas largas, la llamaban La Gaviota. La muchacha encontró un indiano viejo. Murió el indiano. Se pensó si la chica le daría alguna pócima. Se marchó a Algeciras. Entró en una casa de fulanas llamada La Inglesa. Como era alta, la llamaron La Garza. Ramón la encontró. Se lio con ella. Se la llevó a su casa. Como era muy celoso, le pegaba”.

Franco, “la Paquita”, habría sido casto

La periodista Pilar Eyre sostiene que este cruento dictador que sometió a España durante cuatro décadas sufría un marcado “complejo de Edipo”, y estaba muy afectado por el maltrato dispensado por su padre durante su infancia, quien le llamaba “paquita” y “marica”. Franco “tenía una fimosis muy acentuada, el prepucio muy cerrado, lo que me permite deducir, por mi larga experiencia en estos casos, que su vida sexual fue inactiva”, concluyó.

La leyenda urbana del dictador homosexual

La aversión de Franco por el sexo ha dado origen a una leyenda urbana sobre su homosexualidad. Según este relato, las denominaciones que le adjudicaba su padre respondían a haberlo sorprendido en situaciones comprometedoras con un compañero de estudios. También se ha sostenido que la estrecha relación que mantenía con la Iglesia católica, y con varios sacerdotes, no habría sido únicamente confesional. Pero las pruebas al respecto son, hasta el momento, bastante endebles.

Francisco Franco, un dictador acomplejado. Como ha sido bastante común en estos casos a lo largo de la historia.

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