Las realidades de ambos son muy distintas: económica y anímicamente. River tiene un poderío ofensivo notable, con estrellas internacionales y grandes jugadores en su haber, pero llega golpeado tras la derrota ante Flamengo –con dos goles en tres minutos- que lo dejaron con las manos vacías.

En cambio, el humilde conjunto de Santiago del Estero vive un “cumpleaños”. No solo ascendió hace pocos meses a Primera División, luego de décadas, sino que está llevando a cabo un papel preponderante: goleó 4-1 de visitante a San Lorenzo, por ejemplo; eliminó a Estudiantes de La Plata y a Lanús de la Copa Argentina. Ahora, disputará la final y la confianza está por las nubes: no tienen nada por perder.

El propio entrenador, Gustavo Coleoni, tuvo una frase más que ocurrente para marcar las diferencias entre una institución y la otra: “Mis jugadores sacan sus vacaciones con Ahora 12”, dijo. Y cerró con un palito para la organización: “Si se jugaba en Córdoba eran menos kilómetros para nuestros hinchas. Yo igual la voy a disfrutar donde se juegue y vamos a dejar todo".